Diversos estudios han respaldado su eficacia. Según la Revista Interuniversitaria de Investigación en Tecnología Educativa (RiiTE), la gamificación no solo incrementa la participación activa del estudiante, sino que también potencia habilidades como la autonomía, la colaboración y la competencia digital. Además, investigaciones como las de UNIR y Web of Science destacan que su implementación mejora la retención del conocimiento y favorece el aprendizaje significativo.

La clave del éxito de esta metodología radica en un diseño pedagógico sólido, la integración de tecnologías digitales y la formación docente para su correcta aplicación. Cuando se implementa con criterio, la gamificación no trivializa el contenido, sino que lo enriquece, convirtiendo el proceso educativo en una experiencia más atractiva, personalizada y eficaz.